miércoles, 28 de diciembre de 2016

Confesión

10 de la mañana, un cielo cubierto y 36 grados de temperatura. A medida que avanzaba, el aroma a hierbas húmedas se hacía cada vez más fuerte. Como su traspiración y sus propios latidos. Se figuraba que más que de esos regalos de la tierra, esa mezcla de fragancias provenía del pelo de esa ninfa, de su cuello decorado con el brillo suave de una finísima capa de sudor.

- Buen día -Se  le adelantó alguien con el saludo- ¿Quieres lo de siempre?

Apenas la oyó, su sonrisa, como el sol de diciembre, era inatajable.

- Hoy no… -Respondió como confesándose- esos poha roysa ya no me bastan…

La mujer sonrió apenas, pero sus ojos brillaron como nunca. Se lavó las manos en el balde con agua que usaba para limpiar los remedios y  se las secó con el delantal que llevaba puesto, antes de iniciar la caminata por la calle de atrás de la vieja parroquia. Los yuyos para la venta quedaron ahí, a fin de cuentas, ya habían hecho su parte.

martes, 27 de diciembre de 2016

Bombas de Navidad

Señalaron la alegría
por el nacimiento de un niño,
que nació en donde ahora
las bombas roban la alegría
con el asesinato de niños.

Sé que las de acá
no son las mismas bombas
que las de allá.
Lo que me cuesta es que acá
no se piensa en aquellas bombas.