domingo, 16 de febrero de 2014

Ella...

Tiene buen gusto y combina bien,
calza sandalias lo mismo que sapatillas,
usa shorts, polleras y  jeans,
se pone blusas de todo tipo
y también vestidos que me enloquecen,
pero más que siempre
me gusta cuando se pone... contenta.

Escucha pop, escucha alternativo,
canta con Ailén y también con Alanis.
Escucha música, la que sea, y la baila,
se entrega con ritmo y cadencia
que le surgen de muy adentro, del alma,
pues escucha y vive la música,
y a veces escucha y vuela también en el silencio.

A ella le gusta la luz del sol y de la luna,
aunque no desprecia la de una vela
cuando hacemos tenue, tenue la noche.
Le gusta la luz más que la oscuridad
porque ella misma, definitivamente, es un sol,
una estrella, una fuente de cálida luz
que comparte cuando mira y sonríe.

A veces, casi siempre,
es ella quien me empuja hacia adelante.
A veces, yo no la retraso ni la estiro para atrás.
A veces, casi nunca, no nos entendemos,
y surgen discusiones y desacuerdos,
enojos y silencios,
pero sabemos que es parte del proceso de construirnos.

Ella trabaja con todo empeño,
se desvive y desvela por su vida,
que poco a poco y cada vez más se hace también mía,
como dice un título: come, ama y reza
(come, ama, reza, y "duerme" añadimos con ella),
ella, como cada persona, es única y maravillosa.
Me permite construirnos juntos, y yo lo agradezco cada día.

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