calza
sandalias lo mismo que sapatillas,
usa
shorts, polleras y jeans,
se pone
blusas de todo tipo
y también
vestidos que me enloquecen,
pero más
que siempre
me gusta
cuando se pone... contenta.
Escucha
pop, escucha alternativo,
canta con
Ailén y también con Alanis.
Escucha
música, la que sea, y la baila,
se
entrega con ritmo y cadencia
que le surgen
de muy adentro, del alma,
pues escucha
y vive la música,
y a veces
escucha y vuela también en el silencio.
A ella le
gusta la luz del sol y de la luna,
aunque no
desprecia la de una vela
cuando
hacemos tenue, tenue la noche.
Le gusta
la luz más que la oscuridad
porque
ella misma, definitivamente, es un sol,
una
estrella, una fuente de cálida luz
que
comparte cuando mira y sonríe.
A veces,
casi siempre,
es ella quien
me empuja hacia adelante.
A veces,
yo no la retraso ni la estiro para atrás.
A veces,
casi nunca, no nos entendemos,
y surgen
discusiones y desacuerdos,
enojos y
silencios,
pero
sabemos que es parte del proceso de construirnos.
Ella
trabaja con todo empeño,
se
desvive y desvela por su vida,
que poco
a poco y cada vez más se hace también mía,
como dice
un título: come, ama y reza
(come,
ama, reza, y "duerme" añadimos con ella),
ella,
como cada persona, es única y maravillosa.
Me
permite construirnos juntos, y yo lo agradezco cada día.
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