En la madrugada
llegó la lluvia
y ella
que ama tanto
la naturaleza,
libre, al agua
se unió a ella
en un abrazo,
se convirtió
en veloz raudal
y yo
que amo jugar,
a mi corazón
lo hice barquito
y lo solté
en su torrente
para que me lleve,
a donde quiera.
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