jueves, 11 de mayo de 2017

Reloj

y de repente,
en una de esas vueltas salvajes,
el reloj cayó y
se aflojó la manecilla de los minutos,
que quedó sin fuerzas
para subir la cuesta del 8 al 9

para goce mutuo,
no pudo llegar la hora pactada de adiós,
y el viaje siguió
ignorando que sol ya quemaba afuera,
hasta quedar sin fuerzas
y sin subir la cuesta del 8 al 9

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