Luego de su baño,
Kary entró a la habitación
cubierta de dos tohallas,
una por el cuerpo y
otra por la cabeza.
Cuando empezó
a secarse el pelo
le pedí que se quedará quieta un rato,
para bosquejarla,
para intentar un dibujo de ella
como estaba.
Tomé un papel,
lápiz y borrador
y tanteé copiar las facciones
de mi ángel,
ella sonrió,
sonrió como solo ella sabe hacerlo,
y ya no seguí,
no terminé el dibujo,
no terminé el dibujo,
ni ella de secarse...
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