La fe que aún tengo
se enfoca en que la fuerza que destruye
sea vencida por la fuerza que construye:
Crueles, las bombas atómicas
hicieron dos nubes de hongos
y destruyeron todo a su paso.
Mis niñas, atómicas también,
hicieron dos muecas y así
reconstruyeron todo a su paso.
Ailén, Emma,
ellas son el fuego de mi fe, sus nombres
ya son un poema para mi alma lectora.
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