cerraron los ojos para vencer el nerviosismo
y juntaron sus labios muy suavemente,
los separaron enseguida y abrieron los ojos,
se sonrojaron,
se sonrieron, y volvieron a acercarse,
ahora con menos nervios
pero manteniendo la suavidad inicial
y volvieron a abrir los ojos
y esta vez parecían ventanas al infinito,
y se sonrieron así, infinitamente
y nuevamente juntaron sus labios
sintiéndose sin aire, sin peso,
se sentían felices y eso era todo
roto el tabú, sin mentiras,
no había nada que explicar,
ni siquiera a ellas mismas.
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