jueves, 11 de noviembre de 2021

Bolsillo

Una vez me insinuó que,
de tanto decirle lo hermosa que la veía,
se le hacía que le estaba mintiendo.
Nunca le mentí, pero ahora se lo digo menos,
solo suspiro al verla, hermosa como es.

No se lo digo, hablando al menos,
le sonrío, la agradezco al cielo y la disfruto.
A veces escribo unas líneas y ella lo sabe.

No se lo digo, pero
ella es un pedazo de turrón en mi bolsillo de niño:
que sin ver, sé que está ahí y lo disfruto en silencio.

No hay comentarios:

Publicar un comentario