jueves, 28 de septiembre de 2017

Tropiezo

Tropecé de forma perfecta,
como hay que hacerlo todo.
10 puntos sobresalientes,
en la categoría profesional.

Las rodillas y manos
me atajaron
para no saludar al piso
como lo hacía Juan Pablo II.

Las manos solo recibieron tierra
y las sacudí por mis cuartos,
una rodilla, un corte
que pronto se pintó de rojo.

El corte no dolió
pero me desesperé
y presioné donde sangraba,
pues no quería que salieras.

Tú que eres mi sangre,
te pido que te quedes,
que corras dentro,
que me mantengas vivo.

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