viernes, 29 de julio de 2022

Moneda

La moneda giró en el aire y, al caer sobre mi pecho, quedó con la cara mirando al cielo: mirando sus piernas como rascacielos, a ella en lencería, parada al lado de mi cuerpo acostado, atado.

La cara de la moneda suspiró conmigo al saber que no correría sangre, solo corrió ella. Se terminó de vestir muy sensual y lentamente ,y se fue dejándome atado. Atontado, quería lamer su olor.

Hoy, a 40 años de aquel encuentro, aún conservo la moneda y espero encontrarla: pedirle otra oportunidad, y que tire de nuevo la moneda.

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