lunes, 25 de enero de 2016

La visita



El jueves Junior pasó a la familia -por celular- las fotos de una paloma que llegó de visita a casa de mamá, entrando a ella por el museo de papá, Kuaapy Rokái. Mi hermano se preguntaba si no sería el espíritu de alguien conocido, y quien no temía a las personas que estaban en la casa, pues se posó y paseó amigablemente por cada rincón. El ave no huyó antes ni despúes de ser convidada con arroz integral y agua, a pesar de no estar herida. Por supuesto, lo aceptemos o no, todos pensamos en papá.

Viernes al salir del trabajo fui a visitar a mamá, y la encontré descansando en el quincho, y cerca de ella, a la paloma. "Ndohovéima katu", pensé, y recordé también a varias personas, a varios amigos que tienen el mismo estilo en sus visitas. Andrea, desde Itá, expresó su deseo de que el ave no se vaya antes de que Santi pueda verla el fin de semana, ver el "cu-cu" que su abuelo le enseñó a reconocer por el sonido.

En Luque, el sábado Kary me preguntó qué pensaba sobre "la visita". Le respondí que no sabía qué significaba, pero sabía que me daba una tierna alegría... y añadí que "si el domingo continúa en lo de mamá, y luego de ver a Ailén y a Santi se va, es papá que quiere saludar a todos sus nietos" (Arturo y Mateo ya estaban en Lambaré).

"La paloma es un símbolo de la permanencia del alma después de que la vida física se ha retirado. La paloma es el símbolo del alma, del espíritu. En las leyendas eslavas  y celtas, se afirma que la paloma es un símbolo de la liberación de las almas de la tierra que ya han cumplido su destino. De hecho, cuando se ve, o se oye un especial arrullo de una paloma, se interpreta como  una clara señal del retorno de un  alma a los reinos celestiales, donde vivirá feliz eternamente" (tótem animal).

No se te olvida viejo: Que gusto que estés bien.


No hay comentarios:

Publicar un comentario