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jueves, 5 de mayo de 2022

Canela

Quiero arroz con leche
con mucha canela,
salir un rato de aquí sin sentir algo de culpa,
tomarlo en la calle
sentado en la vereda y sentir que
el asfalto es tierra.

Quiero un mirar de niño,
curioso e inocente
que creía en un futuro diferente al de ahora,
uno menos amargo,
uno que poder mejorar, sencillo,
con mucha canela.



miércoles, 7 de julio de 2021

viernes, 18 de octubre de 2019

Aromas

Afuera la madrugada se despide con su aroma,
en la mesa huelen la canela y miel,
en el fuego, un hervor potencia el olor a boldo del mate,
pero el aroma que se impregna,
el que distingo,
lo que me llena viene desde la habitación,
de su cuello,
de su pelo,
de sus sueños...

miércoles, 10 de octubre de 2018

Revelación

Sábado de noche. Acordaron ver una vieja película indú: Kamasutra, que realmente solo escogieron por el nombre. Ella anunció que prepararía pororó y él que traería unas pilsen'i de la bodega. La bodega estaba cerrada. No importó, sea abrazaron, dieron play con el control.

A la mitad de la película se dieron cuenta que lo único que disfrutaban juntos era la cerveza.


martes, 10 de abril de 2018

Miel

En la mañana,
luego de lavarme,
puse agua para
preparar el cocido.

Desde un mueble,
la canela me gritó
la pregunta de
si hoy habría miel.

Apreté los labios,
levanté ambas cejas.
Sin ella no -le dije-,
sin ella no hay miel.

viernes, 17 de noviembre de 2017

El desfile del agua (o lo que no vemos todos los días)

Los frutos que estaban en el suelo del bosque daban cuenta de la llegada inminente de la temporada estival. Andaba con los pies desnudos y disfrutó esa idea, pese a lo fresco que estaba el aire. A su parecer, la naturaleza amaneció raramente silenciosa ese día de noviembre.

Ella sobrevivió a la noche, pero no había comido. Cuando los vio, del tapiz de colores puesto sobre la tierra, escogió los verdes, y juntó varios de aquellos guaviramí en cada mano. Los sacudió apenas por los muslos y los llevó a la boca de varios a la vez. Comestibles, exquisitos, solo masticarlos le devolvió la luz a los ojos y el alma. Escupió las cáscaras y sonrió. Otra tanda.

Luego de saciarse, agradeció por el alimento y enseguida notó que más allá había también mangos. Serán para el almuerzo, pensó y miró hacia el noroeste. Se dirigió al río, su murmullo era fuerte, había correntada. No, no era momento de cruzarlo. Se recostó por un árbol a mirar el desfile del agua y entonces, invencible, una lágrima rodó por su mejilla mientras pensaba que quería volver con su familia.

La correntada, el tiempo y su corazón se detuvieron por un segundo. Una canoa plateada apareció de pronto y alguien a quien no distinguía le preguntó si quería su ayuda para cruzar a la otra orilla. Ella dudó, pero ante la insistencia amable y sonriente, se levantó y se acercó cada vez más al agua. Cuando estaba por llegar, escuchó el rugido paralizante de un jaguareté a sus espaldas y vio cómo la canoa se alejaba de ella, más que surcando, volando sobre las aguas.

Eran unos pocos chicos y chicas, pero gritaron como miles. Su colegio estaba a media cuadra de Mcal. López y ese día llegaban temprano. Pese a la distancia, notaron que algo no estaba bien en la escena de allá abajo y no dudaron de correr y defender a la niña. Ganaron una batalla, pero aún no la guerra, pues para ella la ciudad seguiría siendo una selva. Lo supieron cuando vieron rodar una lágrima por su mejilla mientras pensaba que quería volver a su comunidad.

martes, 29 de agosto de 2017

Desayuno

La chipa de almidón con cocido le encantaba. Siempre había un lugar donde matar el vicio. Pero un día, el cocido acabó antes y el bocado de chipa que tenía no cruzó por su garganta. Dejó caer sus pertenencias y llevó ambas manos a la garganta.

Sin poder toser, con la cara roja y los ojos saltándole, cayó de bruces sobre la rampa que unía la vereda con el asfalto. Solo entonces quien le vendió el desayuno entendió lo que estaba pasando. Se echó encima y le apretó el estómago una… dos… y tres veces, hasta que la boca escupió el bolo.

La tos que sobrevino y la salivación dieron cuenta de la nueva oportunidad. Luego las miradas se encontraron y ahí, en menos de tres minutos, le salvó la vida por segunda vez.

martes, 10 de mayo de 2016

Juego de cocina

El domingo, ya cerca del mediodía, nos visitó mi sobrina Xio. Hermosa, inquieta y terrible huracancita. Almorzamos todas juntas en casa de mi suegra, y apenas terminaron, Xio y la pinshe se nos adelantaron y salieron para jugar juntas.

Luego de ayudar con la limpieza de los cubiertos, salimos con Kary para ver cómo estaban las primas y las encontramos con un jueguito de cocina, en el que preparaban un caldo con agua y una variedad de hojas que recogieron de todo el patio.

De las veces que pregunté “¿Cuando termines me invitarás tu comida?”, la tercera fue la gota que colmó el vaso. Enérgica, Xio me respondió: “Nosotras no estamos cocinando, esta ko es la receta de una medicina con plantas ¡Somos dos científicas!”

Que idiota me sentí: Usé estereotipos de género. Con 4 años ¡La pulgui me cerró la boca!



Dentro de la literatura y teoría feminista, los estereotipos de género representan el conjunto de características asociadas a una determinada forma de ser, estereotipo o ideal de los comportamientos masculino y femenino. Decir por ejemplo que la mujer debe ser dulce y delicada, y que el hombre puede ser grosero y fuerte.

La mayoría de estas “representaciones” derivan del patriarcado y son de corte machista. El machismo es el conjunto de leyes, normas y actitudes que, de forma explícita o implícita tienen el objetivo de producir, mantener y perpetuar la opresión de las mujeres por parte de los hombres. Esta opresión se da en varios niveles: laboral, afectivo y sexual.

A este modelo socio cultural se han opuesto, a lo largo del tiempo, mujeres y ciertos hombres. Con el paso del tiempo, cada vez más personas lo han cuestionado, con mayor proporción de mujeres. Con el avance del conocimiento y el de los derechos humanos, muchos hombres (y al decir hombres me refiero a los varones, sin incluir a las mujeres), se dieron cuenta de que el machismo no es la mejor opción, y se oponen a él, lo abandonan.

La tarea, sin embargo, no es sencilla. Sucede que en el cotidiano hay prácticas sutiles, tan sutiles que pueden pasar desapercibidos, pero que reflejan y perpetúan las actitudes machistas y, principalmente, la desigualdad de las mujeres y los hombres. Estas prácticas, además, son legitimadas por la sociedad, a diferencia de otras formas de violencia más evidentes que no pueden dejar de denunciarse. Son los micromachismos. Hay bastante producción sobre el tema, aquí solo quiero hacer un resumen.

Son muestras de micromachismo una publicidad que diga “Autónoma, fuerte y bella. Podrías ser tú o…una aspiradora”, o “Bella e inteligente, lo que buscabas” en la promoción de una notebook. ¿Notas por qué? Las ideas se nos exponen magistralmente sutiles. Otro ejemplo es ver a dos niñas con un juego de cocina y suponer que en su mente están preparando un soyo, y no descubriendo una nueva medicina, porque el estereotipo que nos enseñan es que las mujeres son para la cocina y no para la ciencia. Micromachismo en acción!

Si alguien que se considera feminista muestra micromachismo, imagínense con qué facilidad lo harán las personas que no reflexionan sobre el tema. Aún queda camino por andar en la cuestión de conseguir la igualdad, lo importante es saber a dónde se quiere llegar.

martes, 26 de abril de 2016

Chipa

cada quien lo quiere a su manera,
como le es más fácil,
como le enseñaron,
o como le gusta
por como queda después

el amasado puede ser una fiesta
y un ritual de creación,
de formas, de emoción,
sea la masa que sea,
siempre que se coma después

a nosotras nos hizo chipa el amor,
en un ritual mágico
nos juntó y amasó,
nos cocinó en su tatakua
y siempre, con cocido nos desayuna

miércoles, 13 de enero de 2016

Tereré

Por el tiempo compartido,
por tantas jarras de tereré filosófico,
por tantos guiños y roces
y hasta por aquella canción a dúo que ensayamos...

Creí que eras sincera y que me querías a mí.
Si coincidimos nuevamente una tarde calurosa,
te juro, muerte querida,
que echaré cianuro en el tereré que te invite...


Caaguazú, aproximadamente. Diciembre 2015.

lunes, 21 de diciembre de 2015

Dudas de la noche pasada

Anís en grano o estrellado para el mate tempranero…?
Café o cocido para el desayuno, que tomabas bebido…
Alguna limonada contra el calor, o el terere invencible…?
Algún preparado gourmet, o el arroz con manteca de má…

Dudas malcriadas que no eran tales,
pues se te conocían las respuestas
dentro del tierno ritual del compañerismo.

Siesta veraniega en el piso o la hamaca…?
Fruta o yogurt para merendar, si Dios lo permitía…
Minutas compradas para cenar, o el arroz del día,
por lo mucho que te gustaba y para evitarle trabajo a má…

Dudas malcriadas que no eran tales,
y una nueva para la cual no tengo respuesta esta noche;
con qué vino duele menos tu recuerdo viejo?