medianoche,
me salgo de los cuentos
de los otros mundos
y mis pies buscan el suelo
buscan sus zapatillas
que las protegen del contacto con la realidad
medianoche y cinco,
mi piel siente el aire que es
más caliente que en los sueños
mis manos buscan una fuente
y tras unas tres o cuatro vueltas
el mar no lo evita y se cuela dentro mío
medianoche y diez,
avanzo en penumbras sin tropezar
pues conozco ya la oscuridad de mi espacio
mi cuerpo busca un abdomen, una espalda
encuentra un sol que deslumbra e hipnotiza
y el tiempo se detiene para que todo empiece en ella
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